miércoles, septiembre 06, 2006

Mi musa predilecta: La Melancolía

Sentado frente a mi teclado, me dispongo a escribir. Tengo una sola idea en mi cabeza, pero no se cuál elegir.
Me cuestiono. Me pregunto. Me interrogo.
Nuevamente surge este primer interrogante mío: ¿seré sólo yo?
Me recuerdo días atrás escribiendo en este blog, buscando maximizar, llevar al límite, un grado de tristeza casi inexistente, para así lograr crear, para poder volar. Eligiendo temas melancólicos en mi lista del winamp, subo el volumen sintiendo que mi corazón se parte con cada grito de dolor. Y al terminar de escribir, siento un alivio inconmensurable. Siento que la tristeza, como ya lo he dicho, ha comenzado a disipar. Pero... ¿qué tristeza ha sido ella? Tristeza creadora, tristeza que elucida, hecha luz.
Me he visto muchas veces recurriendo a la melancolía como fuente de inspiración. Y me re-pregunto... ¿seré yo el único? ¿Seré el único masoquista? ¿No sería mejor escribir de lo bello que es vivir? ¿Qué pongo en juego yo, o mejor dicho mi sujeto, en estas letras, que por más mecanográficas que sean, expresan mi goce? ¿O será acaso mi deseo?
De todos modos... con el resultado no sólo me quedo conforme, sino también aliviado.

Jo

domingo, septiembre 03, 2006

¿Qué significa domesticar?

-Es una cosa demasiado olvidada - dijo el zorro -. Significa "crear lazos" [...] si me domesticas tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mi único en el mundo. Seré para ti único en el mundo [...] Si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo...
-¿Qué hay que hacer? - dijo el principito.
- Hay que ser muy paciente - respondió el zorro.

Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se acercó la hora de partida:
-¡Ah!... - dijo el zorro -. Voy a llorar.
-Tuya es la culpa - dijo el principito - . No deseaba hacerte mal pero quisiste que te domesticara...
-Sí - dijo el zorro.
-Pero vas a llorar - dijo el principito.
-Sí - dijo el zorro.
-Entonces no ganas nada.
-Gano - dijo el zorro-, por el color del trigo [...] Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...

Antoine de Saint-Exupery: El Principito.

25 días de festejo y de alegría, 25 días de melancolía.
Día de encuentro truncado. Día de reencuentro futuro. Tristeza y alegría... una voz que recobra vida.
Domestico, domesticas... seamos responsables.

viernes, septiembre 01, 2006

Agua de río

Fechas que se acercan, días que se alejan... recuerdos congelados, tormenta de piedras: tristeza que no disipa.
Engaños y engañados, círculo perverso... pasado, presente, ¿futuro también?: tristeza que no se agota.
Pensamiento, hilos que no se cortan, que se enredan, que a la vez se autogeneran.
Momentos para estar presente, para acompañar, para celebrar y para llorar. Pero sólo mi ausencia. Nostalgia por lo que no fue y hubiera querido que sea. Nostalgia por lo que es y hubiera deseado que no sea.
Palabras que vienen, que van, marean e inundan. Faltan verbos y conectores... falta coherencia.... falta, siempre algo falta.
Ocultamientos, temor a mostrarse, y ahora sólo vacío. Hacer todo mal, hacer. Buscar nuevos pretextos... ¿para qué? ¿Acaso para evitar lo inevitable?
Círculo... perfecto, cerrado, sin salida... ¿o simplemente tendencia a la buena forma? Esperanza. Deseo. Espera. Todo agotador, todo desgastante. ¿Será una cuestión de percepción solamente?
Falta hilación... que contradicción, ¿no?
Palabras, puntos, espacios: tristeza que comienza a disiparse, a agotarse.


Jo