jueves, agosto 03, 2006

Sin Palabras

Uno, dos, tres... cuatro, cinco... hasta seis. Una numerosa orgía de números.
Me duele saber que no siempre se encuentra un límite. Costado reaccionario mío, ¿aspecto sano de mi? No lo sé... pero mío al fin. Algo contra lo que no quiero luchar. Algo contra lo que me enfrento día a día.
¿Por qué tanto miedo? ¿Miedo a la seguridad? ¿Miedo al entregarse? ... ¿Por qué tanto engaño? ¿Por qué lastimar y sufrir a la vez? Muchos, miles de interrogantes a los que yo, por lo menos, no encuentro respuesta.
¿Por qué el pasado nos atormenta? Uno cree que lo pasado ya es historia, siendo historia aquello que dejó de ser siniestro, parasitario, cediendo su lugar a palabras, a recuerdos propios de cada uno. Pero no... como si uno nunca hubiera hecho un esfuerzo por simbolizar aquello, aparecen nuevamente estos lugares que rodean lo real, agujeros donde no hay palabras... tortura donde hay prácticamente una des-subjetivación que horada la carne.
Y uno nuevamente revive el hierro ardiendo sobre la piel. Y aquí mi duda, y quizás mi cobarde respuesta. Mejor olvidar... o al menos tratar de olvidar. Mejor cambiar... o al menos tratar de cambiar. Mejor abortar... o al menos intentarlo. Pero no. De nuevo aparece la negación. Por más cobarde que uno sea, siempre el permanecer, el prolongar la situación, es más fácil, apacigua el miedo, colma la angustia. Creer que uno o que el otro puede cambiar, que el pasado es historia, que siempre hay algo más por el qué pelear; todo esto es muy lindo... pero no siempre es realidad. Sí, es cierto, es propio del desear, pero asímismo es cierto que es ajeno del gozar.

PD: Pido perdón si no es del todo comprensible lo que quiero decir... de hecho ni yo comprendo lo que siento y pienso. Pero aquí está abierto este espacio... para dudar, gritar y confundirse aún más.